1. Viviendas y casas
La casa de todos (a mi padre)
Donde crecen los niños y juegan los hermanos
Donde siempre hay algo que cuidar
Donde siempre hay algo que compartir
Donde “la moneda es honesta”
Donde ensimismarse es plural
La elasticidad y la vivienda.
La familia tradicional tiene por vecinos familias monoparentales, parejas con hijos de distinta procedencia, grupos de amigos o de estudiantes incluso a personas que no les une ningún vínculo más allá de ocupar la misma vivienda. A pesar de las muchas diferencias, todos están contenidos en una estructura idéntica casi inamovible dentro de las mismas paredes. No sólo estas gentes se mueven sino también todo a su alrededor se mueve, los trabajos se acaban y surgen en otras ciudades, los estudiantes retornan o se van de Erasmus, los casados se divorcian y los divorciados se vuelven a casar. Todo se mueve en el edificio menos el propio edificio inflexible a las inesperadas sinergias y dispares necesidades de sus inquilinos cuyas vidas son cada vez más permeables. La flexibilidad de los nuevos comportamientos traspasa barreras arquitectónicas llevando el lugar de trabajo a la vivienda mientras que el “hogar” quizá sea un restaurante donde propietarios y clientes son amigos y se puede chatear. Una elasticidad que lleva la casa a la calle y permite que la calle entre en la vivienda, que el espacio público llegue al interior y el espacio privado se extienda más allá de ella.
La casa fracturada (a Olga Diego)
La casa fracturada es un espejo que rechaza a sus moradores.
Pero algo oculta, extraño a los demás, que quiere que sea visto.
¡Aún es posible la lucha!
Desmesura constructiva
¿Por qué será que en la construcción y destrucción de la torre de Babel había ladrillos, una desmesura en las medidas y falta de entendimiento entre las personas?
nadie sin casa = NADIE SIN CASA
2. Medir el trabajo
¿Cuánto trabajo de otros hay en tu vida?, ¿cuánto trabajo tuyo en la de ellos? Si pudiéramos medir….cuánto trabajo es intercambio, cuánto es necesario para el bien común, cuánto para la solidaridad, cuánto es usurpado, robado, cuánto aniquilado y cuánto desperdiciado. Si midiéramos los beneficios (o los perjuicios), el destino y las consecuencias del trabajo más allá de los cálculos y gráficos de las empresas…….
Adaptarse a un futuro de mínimos costes medioambientales exige un esfuerzo creativo extraordinario. Pequeños núcleos empresariales, que pueden moverse ágilmente y suman la aportación de todos sus miembros, muestran continuamente su eficacia. Ubicados en lugares periféricos (ex-céntricos), garajes, naves industriales incluso en viviendas, estos inventores free lance llenos de imaginación fraguan con medios precarios importantes avances tecnológicos. ¡Gracias!
La actuación como empresarios-negociantes-avaros de ciertos innovadores lastra el desarrollo de la investigación tecnológica mermando considerablemente la sostenibilidad social y medioambiental de los proyectos, algo que contradice el espíritu creativo y transformador de la ciencia. En la primera mitad del siglo XX, algunos de los científicos más importantes se vieron arrastrados a la creación de la bomba atómica, no por avaricia económica, sino por el deseo de seguir sus propias investigaciones; más tarde se arrepintieron profundamente porque nada justificaba las muertes y la destrucción, ¿se arrepentirán alguna vez los innovadores avaros de no haber actuado bajo las premisas del bien común?
Buscarse la vida. Dícese de una práctica inadmisible cuando amplios y (o) determinados sectores de la población (a veces países enteros) no tienen acceso al trabajo y, por lo tanto, están obligados a “buscarse la vida” de manera improvisada y precaria. En cambio, en momentos precisos, puede llegar a ser una experiencia enriquecedora si se ejerce con un alto grado de invención, buscando cambios.
Por su excepcionalidad y por su disidencia creativa, los que se buscan la vida son buscadores de resquicios que amplían el mundo, la sensibilidad y la crítica.
3. Innovar
INNOVAR es acción.
INNOVAR es conseguir que el beneficio propio lleve implícito el beneficio del otro. INNOVAR es obtener del trabajo un rendimiento personal y un bien común.
4. El lugar del conocimiento
¿No es extraño que el Espacio público = espacio de propiedad, dominio y uso público = pueda disponerse para intereses privados contrarios al bien común?
Espacio público es donde el yo se hace nosotros y las acciones individuales, colectivas. Donde coexisten los ámbitos privados, convergen los encuentros y son posibles las transacciones. Donde confluyen las personas del verbo. Es el substrato de nuestra vida íntima y de nuestra vida en común. Es interior y exterior, y el puente que une a ambos, las relaciones y la interacción.
Es compartir, responsabilizarse, intercambiar, dar, exigir, decidir, hacer y transformar… Es reciclar, ahorrar energía y agua. Es “consumir menos para vivir mejor”.
Espacio público es aquél que disfrutamos si lo creamos, que tenemos si lo defendemos. Es el lugar del conocimiento. Y el conocimiento es plural.
Las imágenes: el tiempo variable.
Unos niños vietnamitas corren despavoridos quemados por el napalm. Quien haya visto esta fotografía no ha podido olvidar el sufrimiento, el terror y la tremenda criminalidad del acto. Una imagen vale más que mil palabras.
Hoy vemos la tragedia de Japón en televisión o en internet a través de vídeos y de montajes de fotografías que explican el antes y el después de la catástrofe; entre lo destruido, una central nuclear. Al contrario que la fotografía de Nick Ut, estos documentos televisivos no son iconos porque el movimiento resta fuerza icónica, pero añade otros componentes. Tampoco tienen el tú a tú del grito de la niña vietnamita, sino hacen referencia al anonimato, a un plural extenso no personalizado en el que está inmersa la sociedad entera, parecen decirnos: le podría haber ocurrido a cualquiera. Testimonios de la tragedia, muestran el fracaso de la prepotencia humana frente a la naturaleza, demandan ayuda y lanzan una reflexión a la comunidad internacional: el futuro exige cambios.
Las fotografías, documentales o vídeos son unidireccionales y marcan un tiempo y un espacio diferentes al del espectador. Hay una desaceleración, un período de espera. Es el tiempo variable.
Los mensajes: el tiempo instantáneo.
¿Valen los mensajes más que las imágenes? Sí, si lo que pedimos es lo inmediato, lo plural y lo multidireccional.
Millones de SMS, correos electrónicos y mensajes en red se han enviado recientemente en Egipto y en otras muchas dictaduras árabes. No son peticiones ni oraciones, son actos de voluntad de cambio. Se multiplican en progresión geométrica poniendo en relación a una extensa comunidad partícipe, gestora y ejecutora de esas “revueltas” excepcionales, pacíficas e inesperadas. Es el yo sumado al de los otros, en yuxtaposición, uno a uno formando un todo, integrados, no engullidos. Es el tiempo instantáneo, un tiempo que se comparte con la tecnología y la comunicación interactiva.
El arte: el tiempo invariable.
¿Qué vale más en el tiempo invariable? El conocimiento y el arte, sin paliativos.
6. Productos, no quiero
Para el que no tiene acceso a ellos, los alimentos son productos de primera necesidad; para el resto, son responsabilidad. De producto a compromiso, de consumidor a partícipe. Campos de almendros, bancales de cerezos, huertas y viñas somos.
7. La intimidad y el turismo
La privacidad es un derecho que salvaguarda al sujeto de injerencias externas no deseadas. Alcanza las relaciones personales y las profesionales, los espacios y los documentos confidenciales; tiene determinados límites y está regularizada …pero… la intimidad…. qué es la intimidad en los tiempos cambiantes.
La intimidad no tiene realidad física. Es intangible y, como tal, merece una atención extraordinaria. Alude a lo que somos, a los sentimientos, a la cultura, a las convicciones y a la libertad de elegir qué mostrar de uno mismo a los demás y cómo hacerlo pero es movediza y cambia con el tiempo, de cultura a cultura y de religión a religión. Tiene una firmeza permeable. Se sustenta en acuerdos tácitos colectivos rehechos continuamente y, en medio de estos compromisos, transformaciones o fricciones, vivimos. Lo íntimo es un bien común donde nos construimos. Es allí, en ese ámbito, individual y colectivo, privado y público, donde avanzamos en el conocimiento, la libertad y el respeto.
Los viajes, el fluir de gentes, multiplican los encuentros exigiendo de unos y otros continuas decisiones y cambios. La emigración viaja con muchas maletas físicas y emocionales pero transforma a unos y a otros y acaban aligerándose. El turismo es otra forma de viaje, acelerada y gozosa. Todos somos de alguna manera sus hijos, los que viajan a países lejanos gracias al low cost y los que los reciben o los que nos relajamos ensimismados tomando el sol en la playa, mojigatos y desinhibidos, mayores y jóvenes, acomplejados o enamorados todos juntos bajo un pacto tácito que establece la máxima intimidad en el mínimo espacio privado (una toalla y una sombrilla). Un compromiso que permite, por exigencias de la superocupación, que personas casi desnudas no conocidas entre sí respeten la intimidad del otro. Es el denostado turismo de “sol y playa” que ayudó a una sociedad harta de dictadura a “desnudarse” y que contribuyó al despegue social, aunque fue y es una excusa para depredadores económicos.
Pero ya no estamos, ni nosotros ni los que nos visitan, en el tiempo de las construcciones privadas porque en la intimidad más profunda de unos y otros, late un deseo que es, cada vez más, una convicción: el futuro del turismo está en el respeto a la naturaleza y en el conocimiento y encuentro con el otro.