Prensa

Revista Diseño Interior, 04/2024
2024-05-31 
Mercedes Peláez López

Entrevista a Teresa Lanceta por Mercedes Peláez López de ARKslowww, en la inauguración de "La memoria tejida" en el Museo de Arte Moderno de Céret. Fotografias de Mercedes Peláez López.


"Los tejidos hablan de la memoria. Por un tejido sabes de qué cultura y tiempo es algo. Su propio lenguaje habla de estas cosas".

Exponente máximo del arte textil en nuestro país, Teresa Lanceta conversa con Diseño Interior entre los telones y tapices que expone en el Museo de Arte Moderno de Céret, en la muestra Teresa Lanceta. La memoria tejida. Es la primera monográfica que dedica Francia a su carrera.

"Si ecología es, por ejemplo, usar las telas que vas a tirar de otra manera o ponerlas en algo, será más fácil ser ecológicos".

La autora barcelonesa, Premio Nacional de Artes Plásticas 2023, consolida en Francia su trayectoria en el ámbito de una de las sedes museísticas más singulares entre las que coleccionan arte moderno y contemporáneo de autores capitales. Céret, un lugar idílico en los Pirineos occitanos, saltó a la fama cuando Picasso, Gris o Braque comenzaron a veranear allí. Hoy se autodefine "meca del Cubismo" y presume de un recoleto museo abierto en 1950 que posee una rica colección de estos artistas o de Chagall, Dalí, Miró y de otros, donadas en buena parte por los autores.

Teresa Lanceta. La memoria tejida resulta del empeño del nuevo director del museo, Jean-Roch Dumont Saint Priest, que la ha comisariado con Gwendoline Corthier-Hardoin. "Yo no quería...", explica la artista en tono coloquial, justificándose en la coincidencia de su último compromiso con la galería Sikkema Jenkins de Nueva York y de otras dos exposiciones suyas simultáneas, en el Museo Patio Herreriano de Valladolid, y en Dallas, en el Meadows. "Me dijo: ¡tienes que venir a Céret! Es precioso y el museo, extraordinario".

Impensable rechazar la invitación de Dumont Saint Priest, que despliega, a la temprana edad de 30 años, entusiasmo y conocimiento de los tesoros del museo que dirige desde septiembre. Su decidida apuesta por Lanceta permite contemplar en Céret la carrera de una artista pionera en artesanía del telar, ahora en auge. Reúne más de 70 obras, tapices, telones, cuadros cosidos, zurcidos o bordados, y dibujos, cerámicas y vídeos. La mayoría, abstractos, están centrados en la práctica y el análisis de las técnicas textiles tradicionales y en "el diálogo con la memoria".

"Los tejidos hablan de la memoria. Por un tejido sabes de qué cultura y tiempo es algo", relata, insistiendo en los aspectos táctiles y en la dificultad de tejer con trazados diferentes a los comunes. "Éstos no están hechos como se ven, sino al revés. La franja vertical cuesta mucho hacerla", desvela. Las diagonales, también, pero "permiten muchos dibujos, triángulos, rombos, zig- zag...", de los que se sirve para retratar, por ejemplo, ríos en los siete tapices de inspiración marroquí de la serie Bert Flint /-VII (1997), que flotan en el aire con su envés a la vista en uno de los ambientes expositivos del museo.

La mitad de los textiles exhibidos son inéditos. "Muchos me los quedo y no quiero que se expongan. O creo que no están bien, como el rosa", la Jaropa (1983) que tejió en el Medio Atlas. "Han tenido que pasar 40 años para que piense que es fantástico. Los saco a la luz en esta exposición", concluye. Sigue orden cronológico, desde los años 80 a la actualidad. Se divide en secciones -Diálogo con Marruecos, Costura-Sutura, Urdimbre y trama, Ritmos abstractos y Composiciones textiles- y visibiliza las palabras del jurado del Premio Nacional de Artes Plásticas, que recibió en 2023. Lanceta, dicen, "rescata un lenguaje femenino, vernacular y colectivo".

El galardón valoraba la capacidad investigadora de la barcelonesa, licenciada en Historia y doctorada en Arte, y experta en obra textil marroquí y en alfombra española del siglo XV. A ésta se refiere con afecto ante el lienzo Estrellas de seis puntas (2005-23), que pinta en azules brillantes una alfombra estrellada propia de los mudéjares convertidos al cristianismo, en la que expresa las relaciones de poder. "Las compraban los señores cristianos. Del enemigo, lo que más se desea, además de matarlo y expulsarlo, es su patrimonio".

Ha sido profesora en la escuela de Arte y Diseño Massana de Barcelona y en la de Arquitectura de Alicante, donde tiene su estudio. De ahí que sus piezas entremezclen las pautas de arte, diseño y arquitectura que el Movimiento Moderno nos hizo creer segregadas. Pregunto por estos territorios de frontera a Teresa Lanceta, que conversa con Diseño Interior en el marco del montaje diseñado por ella misma. Hablamos, aisladas las dos, en el corazón de uno de los espacios de gran belleza que ha definido con telones y tapices colgados del techo entre lucernarios.

"Armaría habitaciones con tus tapices, en vez de paredes", reconozco, iniciando la charla. "En cada una de tus obras confluye el arte en su conjunto. Eso es algo que pocos artistas pueden alcanzar en otras ramas de la profesión. Logras a la par lienzo y contenido, en una sola acción", indico. "Sí", responde. "Disfrutas mucho trabajando de esta manera", imagino. "Sí. Si no disfruto, no lo hago", añade. "Es arte aplicable al interiorismo, arte convertible en funcional", sugiero. "Lo que me parece un atropello es que las cosas que tienen un uso sean apartadas de lo que es el arte. Condenaríamos a los tuaregs, por ejemplo, a no llevarlo en sus camellos, y también a las personas pobres... Hay quien hace teteras y alfombras extraordinarias", avisa. "Más que, si lo mío se puede aplicar o no al interiorismo, que puede ser aplicado, lo que creo es que la utilidad y el uso no pueden ser el motivo que aparte a la población del arte. El arte es universal", razona.

"Nosotras aprendíamos en el colegio a coser", rememoro. "Sí, yo también aprendí", me dice. "Esas puntadas maravillosas en tus obras vienen de un aprendizaje desde niña", indago. "Sí", afirma, directa, alegre. "En los colegios, ¿podríamos recuperar la costura, extendiéndola a los hombres?", continúo. "¡Claro, claro!", manifiesta. "También a ellos les puede gustar coser, bordar, hacer aquellos ajuares", reitero. "Sí, expresa contundente. "O, vidrio, cerámica... Es importantísimo recuperar los oficios en las escuelas", conviene.

"Ese mundo de lo viejo, en tu trabajo, me encanta. Recuperar el valor de lo estropeado, de lo que está en desuso, de lo que ya no queremos..!', conjeturo. "Sí. Pienso que no hay que dejar pasar mil años para poder ver la belleza en un trocito de un tejido andalusí..!'. "Hay que ser abiertos, para que la mayor parte de las personas entre en esta estética del amor a las cosas. Será la única manera de aplicar la ecología a la vida. Si se trata de imponer como tal, va a ser muy difícil ser ecológicos. Pero si ecología es, por ejemplo, usar de otra manera, o ponerlas en algo, las telas que vas a tirar, será más fácil. Si respetamos la materia prima por amor a ella misma, será posible", expresa con una sonrisa.

"Eres capaz de pintar con puntadas", aseguro. "Sí, sí", confirma. "Tus obras descubren que es más rica la puntada que la pincelada. Abarca más campos y formas", subrayo. "Digamos que de todo mal puedes hacer un bien... Yo soy muy negada para el pincel", confiesa sin tapujos. "¡No lo creo!", exclamo. "¡No, no, ahí no verás pincel! Hay brocha. Soy muy negada. Ponerme a dibujar...", porfía. "Tienes en la exposición dibujos maravillosos", señalo. "Dibujar con el lápiz es diferente", sonríe. "El lápiz se me da mejor. Quizá, por cómo se desliza sobre el papel. No lo sé. Con la costura he hecho del pecado, virtud. Me dije: si soy muy mala pintora, ¿ya no puedo hacer arte? Hay que buscar salidas..!', declara.

"Ese brillo mágico que emana de tus tejidos conmueve. Viene de elegir bien los colores y ponerlos en contacto adecuadamente", intuyo. "Sí", contesta. "Ayer estuvimos en una fábrica ¡extra-ar-di- na-ria!, la actual de Les Toiles du Soleil", enfatiza, emocionada, al hilo de mi comentario. "¡No te lo puedes ni imaginar!, en un pueblo aquí cerca. Hacen telas de franjas. La franja es muy francesa", resume. El cartel de la muestra, relata, con un detalle de sus coloridas Franjas verticales 111 (2017), rinde homenaje a los textiles de esta fábrica tradicional que Teresa Lanceta ha descubierto al expo- ner La memoria tejida en Céret. -MP

"Con la costura he hecho del pecado, virtud. Si soy muy mala pintora, ¿no me puedo dedicar al arte? Hay que buscar salidas".