Galería Buades. Gran Vía, 16, 3.
Hasta final de marzo.
José Ramón Danvila
AUNQUE la tapicería haya tenido un recorrido histórico paralelo a la pintura, más bien como arte decorativo, menor o complementario, en Teresa Lanceta (Barcelona, 1951) el trabajo con el telar es una forma de pintar principalmente, por su cercanía espiritual y metódica con ciertos aspectos de la pintura actual, hecho que queda suficientemente demostrado al exponer junto a los tapices y alfombras, el complemento de pinturas sobra papel que, en parte son bocetos previos de aquéllos, y en parte, obras independientes.
La plástica, en última instancia, es crear imágenes, relacionarlas con un mundo determinado, llenarlas de contenido y utilizar unos medios materiales de expresión. Teresa Lanceta reúne con mayor o menor exactitud todos esos requisitos, por lo que sus obras no deben ser trasladadas totalmente a terrenos de lo decorativo. En esto late algo del espíritu del arte actual, ya que las herramientas y útiles clásicos se han sustituido con frecuencia por otros que comenzaron siendo novedad, y ahora son parte estable de ese universo estético nuevo. El uso, en cualquier caso, de esos medios depende de una serie de capacidades innatas y de necesidades por parte del artista que elige entre un abanico de ofertas materiales aquellas que coinciden con lo que quiere plantear o proponer.
Cuando, en 1985, Teresa Lanceta, que hacía años trabajaba los hilos, las tramas y el telar, conoce esos mismos trabajos en la artesanía marroquí, cambia toda la estructura de su obra. A partir de entonces viaja y conoce paisajes, tipos, costumbres, colores y cultura del sur de Marruecos. Va haciéndose a un mundo que, poco a poco, pasa del exotismo a la cotidianidad en sus análisis íntimos y descubriendo en él las enormes posibilidades que, desde entonces, trata de implantar en sus obras. Quizá el interés del asunto radique en que ese mundo ha pasado a sus tapices no en cuanto a las percepciones físicas, aunque las haya, sino a nivel de las impresiones e incluso de las emociones. Y tal vez por eso, en estos tejidos hay muy poco de la tradición y del tópico que el exotismo sugiere, y en cambio sí hay mucha relación con una línea de "modernidad" que, invisible, armónica y misteriosamente, el artesano marroquí da a su trabajo. Ese es el punto esencial de la obra de Teresa Lanceta: extraer de una obra primitiva, popular y casi folklórica, la carga actual, los conceptos de simetría y geometría, la valoración cromática, el espíritu abstracto, y de ahí buscar posibles conexiones con la pintura de hoy a través de los conceptos del minimal o de las tendencias estructuralistas, de los purismos y las correspondencias entre las imágenes y los significados.