Antoni Marí
Desde hace casi dos decenios el lenguaje geométrico de las vanguardias clásicas se ha impuesto en el mundo de la publicidad, del diseño y del consumo de imágenes, y ello ha permitido que la herencia de la modernidad fuera manipulada con tal de adecuarla a la cultura de masas y a los mecanismos persuasores de la comercialización. Por doquier en la cultura post- industrial nos encontramos muestras constantes y reiteradas de la presencia del "estilo moderno" como modelo estilístico de la sociedad de consumo. Mondrian, Klee, Van Gogh, Kandinsky Miró, Matisse, Picasso, etc., han sido utilizados para dar imagen de modernidad a los productos del mercado internacional, y a causa de ello el lenguaje de vanguardia ha perdido los trazos simbólicos, espirituales y esenciales para adecuarlo a los valores del consumo y de la cultura internacional.
Volver a las formas geométricas de la vanguardia supone una reflexión crítica, no sólo sobre su posible actualidad, sino también sobre el uso que la sociedad post-industrial ha hecho del lenguaje vanguardista. El retorno a las formas de la vanguardia no es en absoluto un retorno ingenuo, ni sentimental, ni nostálgico, sino todo lo contrario; habrá de ser una elección que comporte, por un lado, una indagación de las posibilidades expresivas que aún mantiene la vanguardia, y también una nueva interpretación de las formas geométricas que la cultura del consumo ha hecho de estas mismas formas.
En sus tejidos, Teresa Lanceta inicia una reflexión sobre estas cuestiones, ya que nos muestra la pervivencia y actualidad del lenguaje geométrico enraizado en un concepto de arte que trasciendo los límites de lo que cronológica y geográficamente entendemos por arte moderno.
La obra de Teresa Lanceta es fruto y producto de la reflexión sobre las calidades expresivas y simbólicas del lenguaje geométrico, así como de las posibilidades de adecuarlas a su propia y expresa voluntad, sin dejar nunca de considerar los orígenes de este lenguaje, surgido de un proceso de reducción y esencialización de las formas de la realidad. Reducción geométrica similar a la que las culturas étnicas realizan en los útiles domésticos de los tejidos y las cerámicas. Es por ello que la muestra que presenta Lanceta permite al espectador hacer memoria de lo que las vanguardias consiguieron en materia de color, de composición y de forma; de considerar la vinculación de la vanguardia con las culturas primitivas y de reflexionar sobre la manipulación a la que la sociedad contemporánea la sometió.
No obstante, la obra de Teresa Lanceta no es solamente una reflexión sobre los límites del lenguaje geométrico sino también, y sobre todo, es la expresión de la síntesis que ella misma ha hecho de los estilos de vanguardia y de la vinculación con las culturas étnicas africanas e indoeuropeas, de las transformaciones y las constantes que se han mantenido a lo largo de los siglos.
El goce que ofrece la obra de Teresa Lanceta es el goce de quien reconoce el origen de las formas y los cambios que ella misma les ha impuesto; y como esta exposición reúne trabajos desde el año 1982 hasta hoy, nos permite reconstruir el proceso y evolución no sólo de la obra, sino también de las vinculaciones que ha ido estableciendo y manteniendo en el transcurso de los años con obras de vanguardia y con piezas de otras culturas y civilizaciones. Tejidos marroquíes y subsaharianos, cojines y alfombras norteafricanas, pero también telas del Bajo Aragón y de la Terra Alta, de Almería y de las Alpujarras, que se sintetizan en composiciones claramente sugeridas por el expresionismo alemán (Kirchner), el suprematismo ruso (Malevich), el fauvismo de Francia (Matisse), el futurismo italiano (Baila), el minímalismo americano (Judd), el expresionismo abstracto o la grafía gestual (Towmbly). Este es un arte nuevo, que no pretende ser estrictamente moderno con voluntad rupturista e innovadora, pero sí voluntariamente contemporáneo, es decir: especulativo y crítico para con la sociedad post-industrial que, en vez de producir nuevas imágenes, evidencia las resonancias culturales que se establecen entre las civilizaciones, las arcaicas y las modernas, las próximas y las lejanas, todas ellas utilizando las formas geométricas como reducción esencial de las formas de la realidad.
El arte de Teresa Lanceta, que tiene sus raíces en la tradición artesanal, se manifiesta en el soporte que utiliza: el tejido. Soporte que en la cultura de occidente nunca ha gozado de un ascendente tan alto y noble como la pintura o la escultura, posiblemente por la humildad de su uso y por la precariedad del material, pero al que Lanceta consigue darle la categoría de "gran arte" sin olvidar jamás su origen artesano, hecho por mujeres y con una utilidad y una finalidad bien definidas.
El conocimiento que Teresa Lanceta tiene del arte de tejer y de sus posibilidades combinatorias y expresivas queda claramente de manifiesto en los miles de recursos que utiliza para configurar sus obras y que, unidos a un gusto y una sensibilidad estrictamente modernas, dan un fruto que constituye un reposo para la mirada y un estímulo para la inteligencia.