Tampoco conseguí el "all-over". Necesitaba observar los dibujos dentro de una composición más occidental con espacios vacíos, separados unos de otros. El "horror vacui" lo comprendía como la necesidad y la creencia de algunas culturas de poner todo en relación, en un universo donde todo tiene su importancia. Por el contrario, en el vacío las cosas toman valor por sí mismas, no en relación con otras, por lo que donde ellos veían un orden, yo veía una confusión que se esclarecía sobre un fondo.
La imposibilidad del pequeño formato y la del "all-over" se transformaron en tema de mis versiones. Ya que el vacío era mi lastre, lo convertí en mi personal aportación a la visión de esos tejidos.
El trabajo no está basado no en una visión general, sino en obras concretas, es decir que tenía y tengo siempre ante mi vista un tejido al cual intento aproximarme al máximo, seguirlo fielmente, captar sus características, copiarlo.